martes, 25 de marzo de 2014

Microtarea: las matemáticas en las fábulas

Aquí tenéis la primera fábula, de Esopo:

EL CABALLO, EL VENADO Y EL CAZADOR

Un caballo decidió vengarse de un ciervo que lo había ofendido y emprendió la persecución de su enemigo. Pronto se dio cuenta de que solo no podría alcanzarlo y pidió ayuda a un cazador.
-- Si quieres cazar un hermoso venado -- dijo al cazador --, te conduciré donde se encuentra y así podrás utilizar su carne, su piel y su cuero. Monta en mí e iremos en su busca.

Partieron al punto, pero por mucho que corrieron no pudieron alcanzar al ciervo, que se escondió en lo más intrincado del bosque.

-- Como no has podido cazarlo -- dijo el caballo al cazador --, apéate, déjame en libertad y continúa viviento como lo has hecho hasta hoy.

-- De ninguna manera -- repuso el cazador --. Estás en mi poder y sé lo que vales, vivirás sometido a mi voluntad y servicio por el resto de tu vida.

NO DEBEMOS TENDER LAZOS A NADIE
SI NO QUEREMOS CAER EN ELLOS.
 
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
 
Y esta es la segunda, de Félix Mª de Samaniego (le he añadido el final, que no venía en el libro, para que la entendáis mejor)

EL CABALLO Y EL CIERVO
Perseguía un caballo vengativo
a un ciervo que le hizo leve ofensa;
mas hallaba segura la defensa
en su veloz carrera el fugitivo.
El vengador, perdida la esperanza
de alcanzarlo, y lograr así su intento,
al hombre le pidió su valimiento,
para tomar del ofensor venganza.
Consiente el hombre, y el caballo airado
sale con su jinete a la campaña;
corre con dirección, sigue con maña,
y queda al fin del ofensor vengado.
Muéstrase al bienhechor agradecido;
quiere marcharse libre de su peso;
mas desde entonces mismo quedó preso,
y eternamente al hombre sometido.
El caballo, que suelto y rozagante
en el frondoso bosque y prado ameno
su libertad gozaba tan de lleno,
padece sujeción desde ese instante.
Oprimido del yugo ara la tierra;
pasa tal vez la vida más amarga;
sufre la silla, freno, espuela, carga,
y aguanta los horrores de la guerra.
En fin, perdió la libertad amable
por vengar una ofensa solamente.
Tales los frutos son que ciertamente
produce la venganza detestable.




No hay comentarios:

Publicar un comentario